jueves, 27 de octubre de 2011

Eurocrisis: una tragedia griega

Van a tener que ser más espartanos que nunca

La crisis europea, ha recibido hoy un paliativo de 106,000 millones de euros adicionales, lo cual ha sido aplaudido por los mercados con una leve subida en los índices bursátiles de muchas ciudades (incluida Lima).  Adicionalmente, un presente para los griegos: la reducción en 50% de sus deuda soberana.  En estos días, he leído las explicaciones de varios economistas y analistas financieros,  ubicando el origen de la crisis de la deuda griega en ese montón de estereotipos que los ignorantes y los racistas suelen desplegar cada vez que sus algebraicos cerebritos les impiden echar mano del sentido común y de la perspectiva histórica. 
“Lo que pasa es que como buenos mediterráneos, los griegos se levantan tarde, trabajan poco, toman mucho vino y gastan más de la cuenta”, sostenía alegremente uno de estos galifardos en entrevista matinal de un noticiero. Otros columnistas repiten la cantaleta de que la crisis se origina por un exceso de gasto público, irresponsabilidad de los ciudadanos griegos, y en definitiva, por las características intrínsecas de los habitantes de este país. Para apoyar el punto, se recurre a la comparación con el pueblo alemán, la locomotora europea. Ellos sí, "por raza", todos trabajadores, responsables, austeros y super- eficientes.

Pues bien, empecemos a razonar:

  1. Si todo esto tiene su origen en el carácter mediterráneo, ¿cómo explicar entonces la quiebra de Islandia en el 2008? ¿Y qué pasa con los irlandeses?
  2. La crisis norteamericana, originada por la burbuja inmobiliaria, tuvo como actores principales a cientos de miles de ciudadanos que, irresponsablemente se sobreendeudaron. ¿Serían todos ellos de ascendencia griega?
  3. Si esta impericia para el manejo de las finanzas tuviera su explicación en el carácter “bohemio” y “relajado” de los pueblos mediterráneos, ¿cómo explicaríamos la hiperinflación alemana de los años 20? ¿ y cómo llegaron a ser potencias económicas y políticas durante siglos Francia, Italia y España?
Es evidente que la explicación va por otro lado, y debe tener que ver más con decisiones políticas y de manejo monetario y fiscal.  Esas mismas decisiones que pueden llevar a países como México, Colombia y Perú a sorprender con cifras macroeconómicas a estos mismo despistados.  El mismo tipo de decisiones que podrían llevar mañana a Suiza a un situación peor que la de Grecia.
Finalmente un par de factores que ninguno de nuestros brillantes y previsibles opinólogos menciona:
  • El escandaloso nivel de evasión tributaria de Grecia, donde un grupito de apenas 2000 personas y empresas (incluidas varias transnacionales) han “reubicado” fondos por cerca de 800,000 millones de euros en bancos de Suiza y Luxemburgo. Ese dinero no declarado, ha ocasionado un perjuicio al fisco griego del orden de los 250,000 millones de euros. Y esto no incluye la evasión masiva perpetrada por empresas más pequeñas y profesionales (se calcula que apenas un 12% de los médicos griegos tributan). 
  • El papel que ha jugado la Iglesia Ortodoxa Griega, que mantiene un régimen tributario de excepción, pese a que genera rentas enormes sin tener que rendirle cuentas al Estado. Propietaria de una interminable lista de tierras y propiedades, la Iglesia cuenta además con el subsidio del Estado griego, quien paga los sueldos de más de 9000 sacerdotes en actividad y la jubilación de todos los clérigos mayores de 65 años.

 Al igual que en el caso norteamericano, no hay soluciones fáciles, y probablemente se requiera un poco de todo: ajuste presupuestario, eliminación de subsidios, flexibilización laboral y, tal vez, el fin del euro. Pero por sobre todo, la solución pasa por hacer pagar a los verdaderos responsables (difícil que suceda, al igual que en EE.UU): los bancos, los especuladores y los políticos y lobistas de siempre. Se calcula que, en promedio, alrededor de un 20% de la deuda soberana de los países del primer mundo ha sido generada por la corrupción concertada entre funcionarios públicos y empresas privadas. Ese dinero mal habido, termina siempre en bancos ubicados en paraísos fiscales, encabezados en Europa por Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein y Austria. Esperemos que esta crisis incremente la presión que vienen ejerciendo la OECD y el G20 a fin de acabar con el nefasto régimen del secreto bancario.

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