lunes, 12 de diciembre de 2011

Se pide perdón, no permiso

Esta es la frase favorita de la mayoría de nuestros empresarios, y la razón de fondo de la mayor parte de los conflictos sociales que hoy en día tenemos en el Perú.  En el minuto 11.44  de la parte 2 del documental de PBS  “The curse of Inca gold” producido por Lowell Bergman, podemos escuchar a Roque Benavides, 6 años atrás, increpándole al periodista norteamericano, “ yo espero una licencia del gobierno, no espero una licencia de la comunidad”.





En su caso, se la dio el gobierno de Montesinos (perdón , de Fujimori).  Y luego, se la renovaron sucesivamente, Toledo y García.  Y ya sabemos que el gobierno jamás le ha negado ningún permiso o licencia a ninguna empresa minera.  Que la manera de obtener lo que quieren es a  lo bestia, nos queda claro por todas las deficiencias del EIA señaladas en el informe del Ministerio del Ambiente cuya copia publicó IDL- Reporteros, quienes junto al ministro Giesecke son acusados por Aldo Mariátegui de haber “filtrado” el informe (“¡Qué pese sobre sus conciencias!”. exclama dramático Aldito, para quien la “filtración” de otro tipo de cosas, como el Chehadegate sí son prueba de un  periodismo serio).
Como siempre, nuestros empresarios y su prensa esbirra pretenden decidir qué es lo más conveniente para el país (mejor dicho para sus bolsillos) y quien los contradiga es un agitador, ignorante y antipatriota. Francamente, no creo que toda la población de Cajamarca se oponga a un proyecto que les vaya a traer tantos beneficios, por el simple hecho de que algunos “radicales” los han manipulado. Si fuera tan fácil, no habría podido ejecutarse ningún proyecto minero en el país.  Tampoco pienso que el proyecto sea intrínsecamente malo o pernicioso para la población y/o el medio ambiente. Pero es evidente que para que la movilización contra Conga haya tenido tanto éxito, tienen  que haber explicaciones más allá de las idiotas teorías conspirativas pregonadas ad nauseam por EXPRESO, PERU 21 y CORREO.  En resumen , para los cajamarquinos esto es lo que hay:
  1. Un grupo de empresas mineras que tasajean sus tierras, ríos y lagunas, haciendo ricos a unos cuantos lugareños, a un grupito aún mayor de limeños y a unos gringos que ni siquiera han pisado el Perú alguna vez.  Ahora se están portando mejor, pero hasta hace muy poco,  envenenaron el agua, acidificaron las tierras y destrozaron su paisaje.
  2. Un Gobierno Central que no hizo ni hace nada por la región porque ya cumplió con depositar el dinero del canon en las cuentas del Gobierno Regional de Cajamarca, eso es lo que dicen en su defensa cada uno de nuestros ex presidentes.
  3. Un Gobierno Regional manejado siempre por oportunistas e ineptos, que son incapaces de gestionar eficientemente los recursos a favor de su población. Algunos de estos dirigentes, efectivamente, han logrado manipular a los campesinos y pobladores, radicalizando la protesta como parte de una pugna de poder. La pregunta que deberíamos hacernos es por qué la prédica de Gregorio Santos logra ser más convincente que la del gobierno y las mineras, si supuestamente esta actividad produce tantos beneficios a la región.
  4. Un presidente absolutamente cobarde y sobrepasado por la situación, atrapado por sus promesas de campaña que hoy descubre imposibles de cumplir, un Presidente de la República que recurre a su Premier para que dé la cara, haciendo los anuncios que él debería hacer.
  5. Una empresa como MINERA YANACOCHA, que hace gala de su poder, enviando a su Gerente General al mismísimo Palacio de Gobierno para que informe por televisión a todo el país, que han decidido suspender el proyecto hasta que se calmen las aguas. ¿Dónde estaba Humala? ¿Escondido debajo de su cama? Este hecho es revelador de cómo maneja sus asuntos esta empresa.
  6. Un sector de la prensa con base en Lima, que de manera casi unánime tilda a los habitantes de Cajamarca de ignorantes y revoltosos, que les exige airadamente no impedir la extracción de un mineral que es de todos los peruanos y que exige que el gobierno actúe con fuerza (léase, “métanle bala a esos izquierdosos”).

Si bien no existe una ley de “licencia social”, ha llegado la hora de que entendamos que, en determinadas circunstancias, se tiene que preguntar, se tiene que pedir permiso. Y eso es lo que nuestros empresarios no entienden, basta escucharlos cuando dicen que “Conga va sí o sí”.
¡Pero si son US$ 4800 millones de dólares!
Los carteles mexicanos del narcotráfico pueden invertir el doble de ese monto y no por eso se los permitimos.
Para terminar hago una preguntita:
Si el día de mañana, un estudio de suelos revelara la existencia de un enorme yacimiento de oro debajo de los terrenos del Lima Golf Club, ¿accederían gustosos sus socios a ser reubicados por el gobierno, a fin de que alguna empresa minera canadiense explote una riqueza que beneficiará a todos los peruanos?  ¿Y junto con ellos todos los vecinos de las avenidas Pezet y Miró Quesada? Seguramente que a Roque Benavides no le molestaría en lo absoluto que lo manden a jugar sus 18 hoyos a Matucana.
Piénsenlo.

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